En primer lugar, el jamón ibérico es una excelente fuente de proteínas de alta calidad, esenciales para la reparación y el crecimiento de los tejidos corporales. Las proteínas son fundamentales para el mantenimiento de la masa muscular y la reparación de tejidos, haciendo del jamón ibérico un alimento valioso para personas de todas las edades.
Además, el jamón ibérico contiene grasas monoinsaturadas, como el ácido oleico, que ayudan a reducir los niveles de colesterol LDL (colesterol “malo”) y aumentan los niveles de HDL (colesterol “bueno”). Estas grasas saludables, similares a las que se encuentran en el aceite de oliva, son beneficiosas para la salud cardiovascular y contribuyen a la prevención de enfermedades del corazón.
Este producto también es rico en vitaminas del grupo B, especialmente la B1 (tiamina) y la B12, que son cruciales para el metabolismo energético y el funcionamiento del sistema nervioso. La vitamina B1 ayuda en la conversión de los alimentos en energía, mientras que la vitamina B12 es esencial para la formación de glóbulos rojos y el mantenimiento del sistema nervioso central.
Por último, el jamón ibérico aporta minerales importantes como el hierro, el zinc y el fósforo. El hierro es fundamental para la producción de hemoglobina, que transporta oxígeno en la sangre. El zinc es esencial para el sistema inmunológico y la cicatrización de heridas, mientras que el fósforo juega un papel clave en la formación de huesos y dientes.
En Cortegana Ibérico, nos enorgullece ofrecer un producto que no solo deleita el paladar, sino que también contribuye positivamente a la salud. Nuestros jamones ibéricos son seleccionados y curados con el mayor cuidado, garantizando que cada loncha no solo sea deliciosa, sino también nutritiva.