Mitos del jamón: ¿el jamón engorda?
El jamón engorda, ese es uno de los mitos más escuchados sobre este producto cárnico. Muchas parejas con hijos pequeños o sin hijos, la razón de la reducción del consumo de jamón se debe a esa leyenda. También los jóvenes menores de 25 años muestran reticencias hacia los productos curados, por su grasa infiltrada, a pesar de que los valoran como alimentos jugosos y aromáticos.
¿Engorda el jamón?
El jamón, una vez despiezado el cerdo, elimina gran parte de la grasa, de modo que al dejar curar la pata y prepararlo para su consumo, el exceso de grasa oxidada se elimina. Cuando comemos jamón, buena parte de la grasa ya no está.
La grasa intramuscular del jamón hace que resulte fibroso, jugoso y muy aromático. A la pregunta de si el jamón engorda o no la respuesta está en su aporte energético.
¿Cuál es el aporte energético del jamón?
El jamón es un alimento rico en grasas y proteínas. Las proteínas suponen 32 gramos por cada 100 de productos. Esto se traduce en unas 120-130 kcal.
La tasa de grasa se compone de la grasa intramuscular y la grasa externa. En el jamón ibérico la grasa intramuscular es de unos 8 gramos por cada 100 de producto mientras que en el cerdo blanco esta cantidad alcanza los 4,5 gramos.
Sumando grasa intramuscular y grasa externa, por cada 100 gramos de jamón ibérico, 10 son de grasa. El cerdo blanco contiene menos grasa, unos 15 gramos. Esta cantidad de grasa son aproximadamente entre 130 y 10 kilocalorías.
Con estos datos, el contenido energético del jamón oscila entre las 250 y las 300 kilocalorías por cada 100 gramos de producto, una cantidad inferior a otros productos como el pan, los embutidos o el queso curado. Conclusión, el jamón no engorda, o al menos no engorda tanto como otros alimentos.
Cortegana Ibérico
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