El jamón es toda una delicatesen, especialmente si consumimos jamón ibérico de calidad. Pero no siempre es fácil seleccionar buenas piezas, de ahí que os mostremos algunas características que hacen de un buen ibérico un producto de calidad excepcional.
Confiar solo en marcas de confianza
España cuenta con productores de ibéricos y embutidos prácticamente en todas las comunidades autónomas. De hecho, existen denominaciones de origen varias para el jamón ibérico y para el jamón blanco, aunque eso lo comentaremos más adelante.
Ahora nos centramos en la marca, porque confiar en marcas que tengan reputación en el mercado garantiza que los procesos de producción son los más exigentes para conseguir un jamón ibérico de calidad.
Como consumidores debemos mostrar interés en estos procesos, de modo que cuando queramos optar por uno u otro producto conozcamos al detalle su proceso de producción y, como se dice en el argot, no nos den gato por liebre, o no nos la den con queso.
La denominación de origen, el hecho que garantiza que es jamón ibérico
Un jamón es 100% ibérico cuando cuenta con denominación de origen protegido oficial. En España existen cuatro DOP: Guijuelo en la provincia de Salamanca; Los Pedroches, en Córdoba; Dehesa de Extremadura; y Jabugo en Huelva. A su vez, para el jamón blanco también hay una DOP, en Teruel; y varias indicaciones geográficas protegidas: Trévelez, en Granada; y Serón, en Almería.
En Cortegana Ibérico puedes adquirir un buen jamón ibérico de calidad, pues nuestros productos derivados del cerdo proceden todos de animales criados en libertad en la sierra de Aracena y Picos de Aroche. El proceso de elaboración requiere más de cuatro años y las piezas de Jabugo están todas certificadas por la AICA (Agencia de Información y Control Alimentarios).
En resumen, un buen jamón ibérico está determinado por su proceso de producción, pero es también aconsejable dirigirse a marcas y productores que son referencia en el mercado, pues con ellos la calidad está garantizada.