El jamón ibérico en lonchas es de tan alta calidad como el que se obtiene recién cortado de la pieza. De hecho, su nivel de calidad no depende del formato, sino del origen del jamón. La OCU, Organización de Consumidores y Usuarios, nos muestra algunas claves para adquirir un buen jamón ibérico en lonchas.
Esta entidad entiende que hay dos cuestiones básicas para reconocer la valía de un buen jamón ibérico: la raza del cerdo y su alimentación. Ambas vienen especificadas en la etiqueta del producto.
De este modo, podemos encontrar en el mercado jamones ibéricos con un 100% de pureza de esta raza, del 50% o del 75%, y cada uno de los porcentajes indica si los padres del cerdo del que se obtuvo el jamón eran completamente de raza ibérica.
El 100% indica que ambos cerdos son totalmente ibéricos, si es un jamón al 50% es porque la madre es de raza ibérica 100% certificada y el padre es de raza Duroc, y el 75% es cuando la madre es de raza ibérica y el padre solo en un 50%.
¿A qué conclusiones llega la OCU?
La Organización de Consumidores y Usuarios ha analizado hasta 33 tipos de jamones ibéricos diferentes. En este estudio se examinan a fondo la cantidad de sal que incluye cada producto, la humedad, el porcentaje de grasa o los conservantes.
En su ranking, el tipo de jamón ibérico en lonchas más dominante es el de cebo de 50% de raza ibérica, seguido del jamón de bellota 50% de raza ibérica y finalizando con el jamón de bellota 100% raza ibérica.
Cebo y bellota son dos conceptos que hacen referencia a la crianza y la alimentación del animal. Si es de cebo es que se ha alimentado a base de piensos de cereales y leguminosas y ha pasado buena parte de su vida estabulado. En cambio, cuanto más aparezcan los términos bellota, más calidad contiene el jamón, porque los cerdos se crían pastando en la dehesa.