Jamón ibérico y vino para perder kilos
El jamón ibérico y el vino son alimentos muy aconsejables para perder peso, ¿quieres saber cómo combinar estos alimentos para decir adiós a esos kilos de más? No te pierdas estas recomendaciones.
¿Qué beneficios tiene el vino para la salud?
El consumo moderado de vino ayuda a reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, arteroesclerosis o neurológicas, como el Alzheimer. El vino es rico en agentes antioxidantes que sirven para rejuvenecer las células del organismo. Una copa de vino tinto diaria es muy positiva para personas con hipertensión.
Jamón ibérico, un superalimento para muchos
El jamón es, tras el aceite de oliva, uno de los alimentos con mayor proporción de ácido oleico y otras grasas saludables. Es rico también en hierro y vitaminas del grupo B, imprescindibles para el desarrollo del sistema nervioso y el cerebro. Además, aunque mucha gente no lo sabe, es un alimento menos calórico que otros derivados del cerdo.
¿Cómo combinar jamón ibérico y vino?
El modo de combinar jamón ibérico y vino para que esto resulte útil es acudir al jamón de bellota y al vino de calidad. La cantidad necesaria de jamón a consumir es de 120 gramos para la población normal y 150 gramos para los deportistas. En el caso del vino, 150 mililitros para vino tinto las mujeres y 300 mililitros los hombres, pero siempre repartidos en las comidas principales.
El desayuno
En el desayuno no se debe tomar vino, pero sí se puede tomar jamón ibérico en la tostada o en un bocadillo. Si se consume con aceite de oliva virgen extra, el potencial nutritivo se incrementa.
La comida
En el almuerzo se deben priorizar alimentos poco calóricos pero bien cocinados: plancha, horno, cocción al vapor. Se puede optar por verduras como acompañamiento de carnes y pescados con poca grasa. En el almuerzo se puede incorporar una copa de vino tinto.
La merienda sin jamón
El jamón, que sí se puede tomar durante el desayuno, no es apropiado en la merienda. En esa comida se debe optar por fruta, frutos secos y algún lácteo, pero siempre desnatado. El vino, también vetado.
Jamón y vino para la cena, ¿por qué no?
Y llegamos al punto final de la dieta, la cena. Es aquí cuando realmente combinamos jamón ibérico y vino, pero esta vez sin pan. En esta comida es importante no tomar alimentos muy indigestos y pesados, de modo que una buena opción sería tomar un caldo casero, unas lonchas de jamón, algo de carne o pescado y una copa de vino. Para endulzar el final del día puedes tomar una onza de chocolate puro o con gran porcentaje de cacao.
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